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Enredando


por Mila Oya



•Ebook en pdf de 40 minutos aprox.
•Lee aquí gratis 20 minutos aprox.

•Sinopsis
Comedia juvenil de 40 minutos aproximados de duración, en la que tres personajes nos relatan en verso los problemas y las nuevas situaciones que resultan de la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas, todo ello en clave de humor.

•Personajes:
Marta - La mejor amiga de Alegría y enamorada de Oliver.
Alegría- LLa mejor amiga de Marta y prima de Marcos.
Marcos- Primo de Alegría y enamorado de Marta.


Enredando
por Mila Oya


Acto primero


En el escenario hay tres mesas de estudio, con sus respectivos flexos, cuadernos, libros y los ordenadores portátiles, simulando que cada mesa está en un cuarto juvenil.
La mesa de Marta es la que se halla en medio de las otras dos, pero más cerca del patio de butacas. Flanqueando la mesa de Marta, pero algo más retrasadas, están las de los dos primos: Alegría y Marcos.
Cuando se abre el telón, el escenario está a oscuras y solo la luz del flexo de Marta nos permite ver su mesa y a la chica en pie justo antes de sentarse en la silla frente el ordenador. El resto del escenario, y por lo tanto las dos restantes mesas, se hallan a oscuras.

Marta: (En pie frente a su mesa y con los brazos en alto, mirando al público)
¡Hoy es mi gran día!
Después de tanto esperar,
se lo ha dicho Marcos
(Se enciende el flexo de la mesa de Marcos. Lo vemos un instante sentado frente al ordenador antes de que se vuelva a apagar)
a mi amiga Alegría.
(Se enciende su flexo, vemos a la chica sentada frente al ordenador, antes de que se vuelva a apagar)

Y yo que pensaba
que Oliver ni me veía.
Que ganar en la cancha
era lo único que le divertía.
O ligar con las jóvenes
que siempre perseguía,
con sus tetas enormes
y sus cabezas vacías,
con generosos escotes
y un modelito cada día.

¡Pero estaba equivocada!
Marcos se lo ha dicho
a mi amiga Alegría,
que Oliver, el más guapo,
el más alto y popular,
una solicitud de amistad
hoy me quiere enviar.

Y aún no me lo puedo creer,
aunque Marcos se lo haya dicho
a mi gran amiga Alegría.
Pues cuando Oliver pasaba,
yo, claro, le sonreía.
Ponía una pose elegante
y una mirada sugestiva.

Pasaba siempre apurado
y él ni me distinguía
tras la minifalda de una tal María.
Se ve que me equivocaba,
O mejor, que me confundía
y que Oliver ningún culo buscaba
sino que en verdad se interesaba
por la mejor amiga de Alegría.

Así que aquí estoy
disfrutando de mi gran día.
Esperaré la solicitud
aunque tarde todo el día.
(Marta se sienta al fin en la silla y se concentra en el ordenador)

Se apaga el flexo de la mesa de Marta y el escenario queda unos instantes en silencio antes de que se encienda el flexo de Marcos. Este se halla sentado y atento al ordenador.
Se levanta y se dirige al público sin alejarse mucho de su mesa.

Marcos:
¡Qué mal rollo!¡Madre mía!
Lo de Marta, desde luego,
y también lo de mi prima Alegría.
Y por si no fuera bastante,
está lo de esta madre mía
que no le llega con ser madre
y quiere también ser amiga.

¿Y si acepto su petición?
No solo la veré todos los días
sino que lo sabrá todo.
¡Todo sobre mi vida!

¡Qué mal rollo! ¡Madre mía!
Creo que la voy a rechazar
¿Y después que pasaría?
Me montaría una bronca
que hasta tú lo fliparías.

-¿Por qué si soy tu madre
no me aceptas como amiga
y tu padre es tu amigo
desde hace varios días?
-Es que lo veo poco-
yo creo que respondería.
-Como vive tan lejos
con Clara, su nueva amiga...

¡No, no, que gran error!
¡Qué enorme error, madre mía!
Si menciono a su amiga Clara
la bronca ya no escamparía.
¡No sé lo que puedo hacer!
Mejor pensar en mi prima
y revelarle la verdad
para que se la cuente a su amiga.
No va a ser fácil tampoco.
¿Por qué habré soltado la mentira?
Ahora piensa que Oliver
no detesta a su amiga.

¡Oh Marta, te pido perdón!
No quería que supieses
que Oliver pasa de ti mollogón.
Que habla fatal de tu cara,
que es un imbécil y un ...(pausa) cabrón.

Te veía tan triste,
tan apenada y compungida
que quería que esta trola
te devolviera la alegría.
Así que me lancé,
le dije una mentira a mi prima:
-Oliver le escribirá
-¡Qué suerte! -respondió Alegría.
Pero no fue una suerte.
Fue una gran tontería.
Realmente deseaba confesar
que era yo quien te quería.

¡Oh Marta de mi vida!
Y tú esperando a Oliver
y yo angustiado todo el día.
(Apenado se sienta de nuevo en su pupitre. Y se apaga el flexo)

Se enciende el flexo de Alegría. La muchacha se pone en pie y declama ante el público.

Alegría:
¡Jo, qué tristeza más gorda!
¡Qué angustia! ¡Qué indecisión!
Qué llevo horas pensado
y no se me ocurre una solución.

¿No había decidido,
de ahora en adelante,
Ser una joven alegre
y echada para adelante?
Pues no lo parece.
¡Qué mortificante!
¿Qué hago con este tío
de aspecto tan interesante?

Si fuera sensata
y triste como siempre,
lo rechazaría ipso facto
sin pensar en el incidente.

Pues así lo dicen
los expertos en redes:
que rechaces amigos
que no sepan quién eres.

Pues aunque sea guapo
y de buena apariencia
es posible que sea
un gran sinvergüenza.
Y a pesar de su sonrisa,
de su aspecto angelical,
es bien posible
que solo sea un chacal.

Por eso hasta ahora
jamás he admitido
a amigos extraños
que no sean conocidos.

Nunca corro riesgos.
Me dan mucha angustia.
Por eso dicen de mí
que de alegría ando justa.

¡Ya no voy a ser triste!
¡No quiero ser aburrida!
Asumiré los riesgos
con sonrisa complacida.
(Se detiene, resopla preocupada y negando con la cabeza)

¡Jo, qué tristeza más gorda!
¡Qué angustia! ¡Qué indecisión!
Qué llevo horas pensado
y no se me ocurre una solución.
(Se sienta ante el ordenador y la luz del flexo se apaga)

El escenario queda a oscuras.

Acto segundo


Se hace la luz en el escenario. Los tres flexos se encienden a la vez. Los tres jóvenes se hallan contemplando las pantallas de sus respectivos ordenadores, cada uno en su cuarto.

Marta:(Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Hola, amiga Alegría.
Llevo aquí sola
esperando todo el día.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Jo, Que suerte la tuya!
¡Qué pena la mía!
Sigo con la duda que me carcomía

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Hablas de ese tío
con cara de actor
que está esperando
por tu contestación?

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Hablo de ese bollo
de buena bollería
que cualquier chica
sin dudar se zamparía.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Dudo que esté más bueno
que Oliver el guapo
del que se aprovecha todo
del pelo hasta el zapato.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Me apenan tus palabras
como me pasa siempre
cuando oigo a alguien
mostrarse impertinente.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Perdona, chica.
A lo mejor llevas razón
y ese pretendiente tuyo
es un verdadero cañón.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Hola, prima,
qué alegría!
Necesito ayuda con mi madre
o ayuda con la tía.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Hola, Marcos!
De verdad no sabía
que ahora te dedicabas
a perseguir a una tía.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Es tu tía y madre mía
el quid de la confusión.
Quiere ser más amiga que tía
o madre en esta ocasión.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Qué angustia me produce
tu confusa explicación!
¿Es tu madre o es tu tía
o una amiga de excepción?

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Basta ya, Alegría!
Yo sí entiendo la disquisición.
La madre de Marcos le ha enviado
a su hijo una invitación.

Las luces de los flexos de las chicas se apagan. Solo queda la luz de la mesa de Marcos. Este se levanta de la silla y habla cara al público.

Marcos:
¡Qué mujer!
¡Qué inteligencia!
¡Qué capacidad!
¡Qué comprensión!
¡Es la chica de mi vida!
¡Me palpita el corazón!

De nuevo los tres flexos están encendidos

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Pues es triste, desde luego,
que mi tía y tu madre
se dedique a este juego
con el fin de espiarte.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Si solo fuera a mí,
no sería tan grave.
Pero espía a su hijo
y también a su padre.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Hay que comprender
su preocupación constante.
Tiene por nombre Clara
y un pecho impresionante.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Seis mil euros le costaron
sus dos pechos de plástico.
Para mi madre son horribles.
Para mi padre fantásticos.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Ay qué pena, amiga mía!
Una tristeza importante
que cuesten unas tetas
un precio tan exorbitante.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Es verdad, Alegría,
no te falta razón
pues con ese dinero
te compras hasta un camión.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
No es un camión, Marta.
Cómprate una carreta
que es la que tira más
que un buen par de tetas.

Se apagan los dos flexos. Solo el de Marcos está encendido. Sin escribir recita en alto.

Marcos:
Esta mi prima Alegría
siempre tan atolondrada.
Ignora que una carreta
No tira nada de nada
si tenemos unas tetas
en su lugar bien implantadas.

Se encienden de nuevo los tres flexos.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Qué tristeza tan grande
el problema con tu madre!
Seguro que quiere saber de Clara
e informarse de tu padre.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Si alguna de vosotras
tuviera a bien ayudarme,
yo os correspondería
con maneras impecables.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Pues por esta Marta, tu amiga,
grandes cosas puedes hacer:
contarme datos de Oliver
y apoyarme para quedar con él.

A cambio yo te ayudaría
a conseguir que tu madre
no quiera meterse en tu vida
ni tampoco en la de tu padre.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Qué tristeza más grande
todo lo que comentas!
No creo que puedas lograr
nada de lo que nos cuentas.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
No seas tan triste,
mi Alegría querida,
Que si me pongo me pongo
y embauco hasta a tu tía.

Ahora solo queda
que Marcos nos responda.
Que apoye mi propuesta,
y ¡manos a la obra!

Las luces se apagan y solo permanece la de Marcos encendida. Este se levanta y declama.

Marcos:
¡Lo que ve faltaba, vaya!
Que terrible es mi destino,
quedarme así sin mi amada
y por encima hacer de celestino.

Pero lo de mi madre
me tiene en un sin vivir.
O le pongo solución
o solo me resta morir.

Las luces vuelven a encenderse.

Está bien, amiga y prima. (Marcos escribe en el teclado y habla en voz alta)
Acepto vuestra colaboración.
Libradme de mi madre
y de su angustiosa petición.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Espérate un momentito,
con Marta ya te has arreglado,
pero a mí no me has ofrecido
ni solución ni resultado.

¿Qué voy a hacer con ese hombre
de aspecto tan elegante
que me gustaría aceptar
si no fuera un mangante?

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿No deseabas acaso valentía
para lanzarte a la aventura
con verdadera alegría?
Pues acéptalo
y no lo pienses más
que si sigues pensándolo
jamás lo serás.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Serás o serías?
No entiendo muy bien
a qué te referías.
¡Qué pena más grande
tanta confusión!
La tristeza me invade
de pleno el corazón.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Serás alegre
o tendrás alegría!
Es lo que quería decir:
que si no aceptas al hombre
no volverás a reír.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Qué triste me siento!
Tus extrañas palabras
no me dan aliento.
Quiero ser arrojada, es verdad,
pero lo que también quiero
es que no haya ningún hombre
que venga a tomarme el pelo.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Está clara tu postura.
Quieres ser alegre
y no quieres tener dudas
Pues ahora que ya
lo tenemos todo claro,
pongámonos a arreglar
este asunto tan enredado.

La lámpara de Marcos es la única encendida . Desesperado se levanta y recita.

Marcos:
¿Qué rayos voy a contar de Oliver
que no haga daño a Marta?
¿Qué pasa de ella un montón
y piensa que es una plasta?
¿Qué no sabe apreciar
sus cualidades artísticas,
sus andares cadenciosos,
y su aparato de dentista?

Menuda una situación
y todo por culpa de mi madre
y de mi mala actuación
y de mentiras tan grandes.

Cómo me gustaría revelar
a ella toda la verdad .
Contarle que veo su rostro
antes de irme a acostar.

Que mi corazón palpita
de modo desaforado
cuando veo su icono
en la red allí colgado.

Y que espero con emoción,
sentado ante mi silla,
que haga su aparición
y que escriba en la casilla.

¿Qué estás pensando, corazón?
La red pregunta a mi chica.
Y ella en contestación
escribe una frasecita.

Qué gran profundidad
tienen sus pensamientos.
Pero que nunca piense en mí
me produce un gran tormento.

Las tres luces alumbran de nuevo.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Entonces me vais a ayudar
a tomar una decisión,
a rechazar a ese tío
o a abrirle el corazón?

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Quería amiga mía,
no te comas más el coco.
Si tu primo cumple su palabra,
yo me encargo de tu embrollo.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Está bien!
¡Me has convencido!
Te cuento cosas de Oliver
y tú verás si te han servido.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Qué me dices de sus hobbies,
en el tiempo libre qué hace,
se ocupa de la lectura,
los poemas o las artes?

Marcos: (Habla para sí con su lámpara encendida.)
¡Esto es alucinante!
¡Oliver y la lectura!
Pero si no le interesa nada más
que su propia musculatura.

Y los pechos femeninos.
Esa es su verdadera afición.
Medirlos, contarlos y observarlos
y catarlos con profusión.

Es Oliver tan educado (Marcos escribe en el teclado y habla en voz alta)
que yo encuentro normal
que en la lectura esté interesado
de modo fenomenal.
Que le guste hablar de poemas,
que disfrute alabando la brisa,
escuchando las olas del mar
y hasta planchando camisas.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Planchando Camisas?
¡Qué deliciosa sorpresa!
Un hombre que usa la plancha
sin golpearte la cabeza.
No me esperaba menos
de un tipo tan especial.
Todo lo que me cuentas
me hace desearlo más.

Marcos: (Habla apenado y sin escribir)
Qué bien que estoy en mi casa.
Qué bien que no pueden verme,
como las lágrimas corren,
como se angustia mi mente.
Cada minuto que pasa
mi propia tumba yo cavo.
Al menos si estos se casan
ya tendré mi espacio acabado.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Pues mira que me extraña
lo que te cuenta mi primo.
Que ese Oliver a mi me escama.
Me parece un poco pijo.
Dice que plancha camisas,
que le interesa mucho el arte.
A mí eso me da risa,
me suena desternillante.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Me alegro de que por fin
te haya entrado alegría.
Aunque te ruego, por favor,
que no te burles de tu amiga.
Oliver está en mi corazón.
Te lo he dicho muchas veces.
Si Marcos me ayuda con él
se lo recompensaré con creces.

Le libraré de su madre
de un sencillo plumazo.
Y tú no te preocupes,
arreglaré lo de tu tiazo.

Marcos: (Habla para sí)
Me sale del pecho el corazón.
¿Qué va a pensar mi amada Marta
cuando no llegue la petición
que aguarda con tanta esperanza?
Descubrirá mi traición,
las mentiras que he inventado
y no volverá a querer
hablar con este atontado.
Algo debo de pensar
y tengo que hacerlo de prisa
pues Marta me va a odiar.
¡No volveré a ver su risa!

Se me ocurre de sopetón, (Marcos escribe en el teclado y habla en voz alta)
sin haberlo preparado,
crear un evento para hoy
e invitarlo por mi lado.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Por tu cuenta, querrás decir.
Al menos eso pensaba.

Marcos: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Sí, en eso tienes razón,
pero sino no me rimaba.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Bien, dejemos lo de la rima
pues no es interesante.
Que lo que más me importa
es mi cita fascinante.
Está bien lo del evento
y para hoy es lo adecuado.
Que quiero que este tormento
esté pronto terminado.
Y háblame de tus planes.
¿A qué lo vas a invitar
para que sin pensárselo siquiera
de inmediato se vaya a apuntar?

Marcos: (Habla para sí mismo)
¿Una visita a billares,
a un club o a un porno shop?
Apuesto que estos eventos
aseguran su aparición.

(Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Para un hombre tan delicado
es obvio que hay que organizar
un acto muy sofisticado
para que le pueda agradar.
Un recital de poesía.
Una lectura en voz alta.
Una visita a una galería
o un concierto de flauta.

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
Todo eso está muy bien.
Lo dejo todo a tu cargo.
Si acepta la invitación
de tu madre yo me encargo.

Alegría: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¿Y yo, qué es lo que voy a hacer?
¿Arreglarás mi problema?
¿Me aconsejarás como proceder
con un hombre de primera?

Marta: (Escribe en el teclado y habla en voz alta)
¡Por supuesto, amiga mía!
Tu asunto está ya arreglado.
Tengo un plan para tu maromo
que os dejará alucinados.

Mi estrategia es perfecta. (En pie sin escribir)
Todo está solucionado.
La madre y el pollo
nos arreglarán el tinglado.
Ya me veo de la mano
de hombre tan despampanante,
escuchando dulces versos
y melodías fascinantes.

Alegría: (En pie sin escribir)
A mi todo este enredo
me parece complicado.
¿Cómo va hacer que mi tía
deje a Clara de lado
y retire la invitación
que a Marcos ha enviado?

¿Y cómo va averiguar
quién es este pretendiente
que no me canso de mirar
por su belleza evidente?
Marta, mi mejor amiga,
es lista y convincente,
Pero creo que este caso
se ha pasado varios puentes.

Marcos: (En pie sin escribir)
Pues la suerte está echada.
Así Julio César lo dijo.
De mi madre se encargará Marta
y yo se la entregaré a ese pijo.

Observo el monitor
y las entrañas se me abren.
-¿Qué estás pensando?- me pregunta
-Pues pienso en suicidarme.

Y sin embargo lo que escribo
son un ciento de mentiras:
Qué bueno lo que cuentas, Marta.
¡Me desborda la alegría!

La luz se apaga.

Marta: (La luz de la mesa de Marta se enciende y esta abandona la silla para declamar)
¡Me asombra mi capacidad!
¡Mi cerebro me impresiona!
Ya no hay que preguntarse
el porqué Oliver me adora.

Apreciará mi inteligencia,
mi habilidad despampanante,
alabará mi hermosura
y mi mirada penetrante.

¡Vivan las redes sociales!
Este es mi grito de guerra.
Les debo muchos amigos
y hasta encontrar a una suegra.

Qué suerte la de Alegría
y la de Marcos, por supuesto,
de contarme como amiga
y de que arregle este entuerto.

Con un simple teclado
y mi capacidad cerebral,
organizaré un tinglado
grandioso y monumental.
Alegría recuperará la ídem
y Marcos que es buen chaval,
se librará de su madre
y nada nos saldrá mal.

Ya veo el icono de Oliver
con mis amigos colgado.
Ya disfruto del evento
que me llevará a su lado.

Se apaga la luz del flexo de la mesa de Marta y se enciende la de Alegría.

Alegría: (En pie mientras declama)
Sentada en esta silla
de mi cuarto solitario,
busco entre los grupos
alguno que sea solidario.

Afirmo que este me gusta
o de inmediato me uno,
o juego a alguna guerra
que comenzaron los Hunos.

El test de inteligencia
no lo encuentro divertido.
Revisar la agenda
no es tampoco entretenido.

También envío regalos
de aspecto extravagante
que no valen para nada
y que no son interesantes.

Y leo las cosas que escriben
mis amigos por su parte.
Y nada de lo que dicen
semeja ser importante.

Dicen que las redes sociales
nos llenan a todos de alegría.
Pero aunque ese es mi nombre,
a mí me dejan del todo fría.

Si antes tenía problemas
debido a la adolescencia,
ahora aún tengo más
a causa de mi inconsciencia.

Creo que lo mejor
y desde luego lo sensato,
sería de este tío pasar
aunque sea tan guapo
y aunque me quiera rondar.

Se apaga la luz del flexo de la mesa de Alegría y se enciende la de Marcos.


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