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¿Qué pasa con Chejov?


por Mila Oya


•Ebook en pdf de 76 minutos aprox.
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•Sinopsis
Un grupo de jóvenes se reunen en un taller de teatro para preparar una obra del autor ruso, Chejov.No va a resultar tarea fácil. Las expectativas de cada uno, los caracteres diferentes, las dificultades de la obra los pondrán en un aprieto del que tendrán que salir por sus propios medios.

•Personajes
Laura Armada Rojo- Encargada de la dirección de la obra.
Pablo Romero Martínez-Joven tartamudo apuntado al taller.
Helena Vázquez Pose- La chica guapa y pija apuntada al taller.
Ana Benítez Arguelles- Joven que se presenta por sorpresa al taller de teatro.
Jorge López Marqués- Deportista apuntado al taller.

¿QUÉ PASA CON CHEJOV?
POR MILA OYA


Acto único


El escenario nos muestra la habitación donde se desarrollará el taller de teatro. Hay una mesa amplia en el centro con varias sillas. En la cabecera de la misma vemos un pequeño ordenador abierto y un teléfono. A ambos lados de la mesa se hallan varios baúles grandes, un espejo, percheros con los consabidos trajes de payasos, pelucas, fulares de plumas de colores, ropajes chillones y muchas cajas apiladas aquí y allá. En un rincón hay también una papelera.
Alguien llama a la puerta. Nadie responde y los golpes se repiten. Se escucha entonces una voz.

Laura.- ¿Hola? ¿Hay alguien? ¡Profe, soy yo, Laura! ¿Está ahí? ¿Hola? (La joven penetra en el escenario lentamente y se sorprende al descubrir la decoración de la sala) ¡Vaya! ¡El taller de teatro! Debí de habérmelo imaginado. (Levanta de nuevo la voz) ¿Hola? ¿Profe? ¡Soy Laura Armada Rojo! ¡He recibido su aviso! (Después de echar un vistazo general a toda la sala se percata de que está sola) ¡Pues qué bien! ¡Aquí no hay ni un alma! Debería de aprovechar y largarme antes de que llegue alguien y sea demasiado tarde. Ya veo para qué me llamó la profe. ¡Una nueva obra de teatro para este curso! ¡Ni hablar! No me pillan en otra. ¡Ya he aprendido la lección! Con las broncas de mis padres del año pasado ya he tenido bastante. ¡Qué si no estudias nada, que si pierdes el tiempo, que si te van a quitar la beca, que si el teatro no es cosa seria, que debes dedicarte a buscar una profesión rentable y no tonterías para pasar el rato etc. etc. etc.! Total para que llegado del día de la representación, esta sea un desastre porque solo yo me he aprendido el texto e incluso a alguno de los actores se le haya dado por no presentarse. ¡De eso nada! ¡Este año no voy a actuar! ¡No, no y no!

Laura recorre el taller curioseando aquí y allá. Echa un vistazo al ordenador de la mesa, revuelve las pelucas, revisa los ropajes, mientras habla en voz alta. Un perchero atestado de ropa chillona de payaso llama su atención. Entonces guarda silencio mientras revisa las prendas, de tal modo que estas casi la ocultan por completo.
En ese instante entra sigilosamente en escena un joven caminando de puntillas, ataviado con un equipo de hockey y con un casco que le cubre el rostro. Se detiene sorprendido.

Jugador de hockey.- (Murmura sorprendido) ¿Pero esto no era un almacén? ¿Pero no dijo que este era el lugar adecuado para esto?

Permanece un instante confundido sin saber qué hacer. Entonces saca de un bolsillo del pantalón un paquete no muy grande envuelto con un papel amarillo (o de otro color llamativo) y busca con la mirada dónde depositarlo. Descubre un baúl sobre el cual hay unas cajas de colores que bien podrían contener sombreros y otros complementos de vestuario. Se dirige a él sigilosamente. Pero en ese mismo momento, Laura asoma entre los trajes del perchero y se encuentra frente a frente con el joven del caso de Hockey. Ambos gritan al unísono. El jugador de Hockey que estaba a punto de depositar la caja muy cerca de las otras sobre el baúl, súbitamente se sienta sobre él con el fin de disimular la acción que se disponía a llevar a cabo. Laura lo mira estupefacta.

Laura- (Sujetándose con la mano el corazón que parece que se le va a salir del pecho) ¡Pero qué susto me has dado! ¡Casi me da un soponcio! (El joven del casco la contempla en silencio y en tensión sentado inmóvil sobre el baúl, aferrando fuertemente el paquete a su espalda.) Yo soy Laura (Se presenta aproximándose al joven tendiéndole la mano) ¿Y tú? ¿Vienes por el taller de teatro? (El joven sigue mirándola sin decir nada y sin soltar la caja) ¿Vas a participar en la obra de este año? (El joven no dice nada, pero al fin niega con el casco) ¡Ya decía yo que te habías equivocado de indumentaria! Eres del equipo de Hockey ¿no?

El joven permanece en silencio, estrujando a su espalda la caja amarilla con evidente nerviosismo. De repente, suena el teléfono que hay sobre la mesa. Ambos muchachos se sobresaltan y Laura le da la espalda al jugador de hockey para contestar.

Laura- ¡Seguro que es la profe! Será para avisar de que llegará tarde, pues ya debería estar aquí. (Descuelga el teléfono) ¡Hola, soy Laura Armada Rojo! ¿Quién es?

La muchacha está concentrada en la llamada. Es el instante que aprovecha el jugador de hockey para sacarse del medio. Se pone de pie de un salto, lanza rápidamente la caja sobre el montón de cajas de colores y se apresura a desaparecer.

Jugador de hockey- (Ahora sí levanta la voz) ¡Hasta luego! ¡Me voy, vuelvo al entrenamiento!

Laura se gira y lo despide con la mano. El joven sale de escena.

Laura.- Sí, he llegado hace un rato. Soy la primera. Esperaba que estuviese usted aquí. -------- ¡Vaya! ¡Felicidades! ¿Entonces está en el hospital? ¿Ya ha dado a luz?------------- Pues le deseo que todo le salga muy bien y que pronto pueda abrazar a su hija. ----------------- Es que yo quería hablarle de algo. ------ Sí, es sobre el teatro. Este año no me había apuntado. Mis padres preferirían unas clases extras de inglés, dicen que son más útiles, más rentables y que en el teatro solo hago perder el tiempo, poner en riesgo mi beca y llenarme la cabeza de pájaros. ------------------ Bueno, sí, sí, claro que me gustó y lo pasé muy bien, pero… ------------- ¿Usted cree? Pues muchas gracias, yo puse todo de mi parte. Tenía el papel muy bien preparado. Aunque no creo que valga la pena. Mis padres me regañaron durante todo el curso, dicen que me centro demasiado en la actuación y no estudio lo suficiente. Sabe que están empeñados en que sea la primera de mi familia que asista a la universidad. ------------ También se lo dije yo, que podía con todo, pero no les hace ninguna gracia. Dicen que me gusta demasiado estar sobre las tablas y sería una tragedia que terminara siendo una “vulgar cómica”. Esas fueron exactamente sus palabras. --------------- Eso es verdad. Dirigir me daría menos trabajo, me ocuparía menos tiempo. No tendría que estudiar ningún papel. Pero nunca he hecho algo semejante. ¿Usted cree que sabría?

Irrumpe entonces precipitadamente un nuevo personaje: Jorge. Echa una mirada rápida y nerviosa al cuarto como buscando algo y en seguida se vuelve esperando ver aparecer otro personaje por donde él acaba de entrar. Laura lo mira un momento, todavía al teléfono. Lo saluda con un gesto.

Laura- Ya ha llegado el primero del grupo de teatro. Un chico----------- Sí, es fuerte. (Levanta la cabeza hacia el recién llegado que sigue mirando a su espalda y escrutando la habitación, y después consulta la lista en el ordenador.)------------Sí, hay solo 4 nombres y los personajes son 4. ¡Yo también tendré que actuar!--------------Bueno, ojalá aparezca alguien más y pueda centrarme solo en la dirección.-------- ¿Entonces todo lo necesario está en el ordenador?---------------

Otro personaje aparece en escena. Es una joven, Ana, que entra tan precipitadamente como Jorge y se encuentra con este de sopetón que la fulmina con la mirada. Laura sigue al fondo, hablando por teléfono, aunque ahora ya no la escuchamos. En primer plano están los dos personajes recién llegados.

Jorge- ¿Vienes al taller de teatro?
Ana- (Aparta por fin la mirada de Jorge y contempla por primera vez la sala) ¡Un taller de teatro! ¡Está bien!
Jorge- ¿Acaso no sabías que habían trasladado el taller de teatro a esta sala?
Ana- (Se encoje de hombros y pasea contemplando ropajes y pelucas) Es bonito.
Jorge- Si no lo sabías, ¿qué demonios haces aquí?
Ana- Pues qué voy a hacer, apuntarme al taller de teatro.
Jorge- Ya te vi en el piso de arriba y no tenías pinta de saber adónde ibas. ¿No me estarás siguiendo?
Ana- (Suelta una carcajada algo forzada) ¡Qué creído este tío! ¡Pues claro que no te estoy siguiendo! Tampoco eres tan guapo. Buscaba una actividad extraescolar para este curso y el rollito del teatro puede estar bien. ¿No piensas igual?
Jorge- ¡No! ¡Es decir, sí! ¡Pues claro! ¿Si no qué crees que hago apuntado a esta actividad? Eres tú la que hasta hace un rato no tenía ni idea de lo que se hacía en esta sala.

Al fondo, Laura continúa hablando por teléfono con la profesora, aunque no la oigamos. Está sentada a la mesa manipulando el ordenador. Mientras, otro personaje hace su aparición. Entra Helena, elegante como una gran estrella.

Helena- ¡Hola! ¡Qué buena pinta! (Exclama sorprendida mirando a Jorge. No sabemos si se refiere a él o a la sala).
Ana- ¡Estoy de acuerdo! (Dice con ironía refiriéndose con claridad a Jorge)
Helena- (Mira a Ana por primera vez como si hasta ahora fuera invisible) ¿Y tú quien eres? No te había visto nunca.
Ana- Soy Ana, Ana Benítez Arguelles, para más información.
Helena- ¡Puff! Como si hablaras en japonés, tu nombre sigue sin decirme nada. (Se vuelve sonriente hacia Jorge) Yo soy Helena Vázquez Pose. Helena con H, por supuesto. Creo que no necesito mayor presentación.
Ana- ¡Ya! (Con ironía) ¡Una de las chicas más populares del instituto! ¡Todo un logro!
Helena- (La mira un instante antes de volver a clavar la mirada en Jorge) Si no te importa, “la más popular”. Y tú eres Jorge, ¿verdad? Jugador del equipo de baloncesto.
Jorge- Sí, juego al baloncesto, entre otros deportes.
Helena- (Mostrándose encantadora) Sorprende gratamente descubrir a un joven deportista interesado en el teatro.
Jorge- ¡Ya ves! Hay que darle un poco a todo.
Ana- (Observando la sala) ¡Ha quedado muy bonito el taller! ¡Con todas estas cosas de colores vivos!

Ana comienza a pasear por la sala, revolviendo aquí y allá. En ningún momento se acerca al paquete amarillo. Jorge la mira inquieto. Helena mira a Jorge y mira a Ana extrañada porque el joven deportista le preste tanta atención.
El último personaje entra en escena: Pablo que asoma mostrando la mejor de sus sonrisas y con el brazo en alto saluda a todos los reunidos.

Pablo- ¡Ave! (Y ríe entre dientes) ¡Ji, ji!
Helena- (Mira al recién llegado) ¡Puf! A ti tampoco te conozco. ¡Menudo un cartel de “seres anónimos” para la obra!
Ana- (Que revolvía el atrezo y los trajes seguida atentamente por los ojos de Jorge, se aproxima de nuevo al grupo que habla) Pues yo sí que te conozco.Eres Pablo, juegas al ajedrez, ¿verdad?
Pablo- (Con una inmensa sonrisa) ¡Ganador del año pasado! ¡Ji, ji!
Ana- Yo soy Ana. (Le tiende la mano y se dan dos besos) Ana Benítez Arguelles. Ni he ganando nada, ni soy la representante del pijismo de la escuela. (Mirando de reojo a Helena)
Helena- (Suelta una espectacular carcajada) Lo dirás como un insulto, pero viniendo de ti lo tomaré como un piropo. ¡Me halagas!
Ana- (Irónicamente) No sabes cuánto me alegra que lo veas así. ¡Eres la pija oficial del instituto! ¡Estarás feliz como una lombriz!
Pablo- ¿Será perdiz? ¡Ji ji!
Ana- Puede, pero le pega más lombriz.

Jorge, aprovechando la conversación se separa el grupo y comienza a registrar el taller, revolviendo los trajes, las pelucas, los baúles, pero sin topar el paquete amarillo.

Helena- Vuestros comentarios me resbalan. Ya sabéis, no ofende quien quiere sino quien puede. (Se aparta de ellos y se aproxima a Jorge)
Ana-¡Pero si no pretendía ofenderte! ¿No habíamos quedado en que te lo tomarías como un halago?
Helena- (Está cerca de Jorge, aunque a este no parece agradarle. Toma una peluca de payaso y se vuelve a Ana) Está te sentaría bien a ti. ¡Una payasita insignificante!
Ana- (Se aproxima al montón de cajas junto a las cuales está el paquete amarillo. Abre una y saca un sombrero de bruja) ¡Mira este! Te vendría que ni pintado, para tu preciosa cabecita de bruja pija.
Pablo- (Se aproxima a Ana) ¿La obra será de brujas? (Pretende sentarse sobre el baúl en el que están las cajas. Se hace sitio apartando alguna, entre ellas el paquete amarillo que pasa al suelo encima de otra caja de sombreros.
Jorge- (Se acerca a Ana y a Pablo y por fin parece ver el paquete) ¿Son cajas de sombreros?
Helena- (Sigue a Jorge hasta donde están los demás y le quita el sombrero de las manos a Ana) No es un taller de teatro infantil, querida. Si quieres brujas y hadas tendrás que acudir a preescolar de donde jamás deberías haber salido.
Ana- (Con ironía) ¡Qué cruel! ¡Cruela de Vil!
Pablo- ¡Ciento y un dálmatas! ¡Ji, ji!
Helena- ¡Cuánta cultura friki! ¡Menos mal que no todos somos iguales! ¿Verdad? (Dice volviéndose a Jorge que se aproximaba sigilosamente a la caja sobre la cual está el paquete amarillo.)
Jorge- Sí, qué panorama. (Musita concentrando su atención en el paquete.)

Helena adelanta a Jorge con el sombrero de bruja en las manos. Se agacha para coger la caja y guardar en ella el sombrero. Antes de cerrarla recoge todo lo que ve alrededor: un fular de plumas de colores y un pequeño paquete amarillo. Después deposita la caja sobre las demás. Jorge se queda inmóvil sin saber qué hacer.
Laura que por fin ha terminado de hablar por teléfono, se levanta de la mesa e intenta llamar la atención de los allí reunidos.

Laura- ¡Bienvenidos al taller de teatro de este curso!

Todos se aproximan a la mesa.

Helena- ¿Y quién eres tú? ¿Dónde está la profesora?
Laura- Soy Laura, y voy a ser la directora de esta representación. La profe está de parto.
Ana- ¡De parto! ¡Cómo mi madre! Debe ser la moda. ¿Estaba embarazada?
Helena- (Con ironía) ¡No que va! Es un parto por sorpresa.
Jorge- ¿No sabías que estaba a punto de dar a luz? ¡Es que ni siquiera sabías quién era la profesora que llevaba este taller!
Ana- La verdad es que no. ¿Y qué tiene eso de malo? ¿Acaso para apuntarse a una actividad hay que hacer una profunda investigación sobre la profesora? ¡Menuda bobada! Además, ¿a ti que más te da? ¿O es que estás interesado en mí?
Jorge- ¡Menuda chorrada, tía! ¡Si ni siquiera te conocía hasta ahora!
Helena- ¡Cómo se va a preocupar un tío deportista y popular por una chiquita insignificante como tú!
Ana- (Con sonrisa picarona) Pues parece muy interesado. ¡No me saca el ojo de encima! (Jorge sigue escrutando a Ana)
Pablo- (A Ana) ¿Tu madre también está embarazada?
Ana- ¡Ya no! Marquitos ha llegado para quedarse y para poner mi casa patas arriba.
Pablo- ¡Qué suerte un hermano! A mí me encantaría no ser hijo único.
Ana- Yo también pensaba así al principio. Que la llegada de Marquitos sería genial, haría que mis padres no me agobiarían tanto y yo podría dedicarme a lo que me diese la gana mientras ellos se concentraban en el bebé.
Pablo- ¿Y no ha sido así?
Ana- Por una parte sí y por la otra no. Ahora que por fin puedo decidir sin tantas presiones, no creas que me gusta, parece que nunca tengo totalmente claro lo que quiero. Es largo de explicar.
Helena- Y da la casualidad de que no nos importan nada tus problemas familiares.
Laura- Si os parece, podemos concentrarnos en la obra.
Pablo- ¿La profe te ha nombrado directora?
Laura- ¡Por lo visto, así es! La obra es para 4 personajes. Como contamos con actores suficientes, mi labor será dirigir la pieza. La profe lo ha dejado todo bien explicado en el ordenata. Cuando queráis nos podemos poner manos a la obra. Y nunca mejor dicho.
Pablo- Por mí perfecto. ¡Ji ji!

Se disponen a ocupar sus sitios en la mesa. Helena es la primera en tomar asiento. Jorge permanece de pie, mirando a Ana y volviéndose a escrutar las cajas. Pablo ocupa su silla frente a Helena y al lado de Laura que preside la mesa. Ana se instala en el asiento contiguo al de Pablo. Solo Jorge aún no se ha sentado. Sus miradas de soslayo a las cajas son constantes.

Laura- (A Jorge) Por el momento no necesitaremos el vestuario. Hoy creo que solo nos dará tiempo a realizar la primera lectura. Puedes sentarte. (Jorge se resiste un instante, pero al fin, ocupa su lugar al lado de Helena.)
Pablo- ¿De quién es la obra?
Laura- La obra será muy cortita. 10 minutos como mucho. La profe ha adaptado un pequeño cuento para la ocasión. Un relato corto. Es de Chejov. Por el aniversario de su muerte el 15 de julio de 1904, cada grupo se dedicará a un relato diferente del mismo autor.
Helena- ¡Puff! ¡Lo que nos faltaba! ¿No es ese un ruso al que le dieron un montón de Oscars por la peli del Doctor Zhivago? ¡Era más larga que una clase de mates con el viejo Don Eulogio! ¡Súper, súper plasta!
Ana- ¡Menudo un fenómeno popular y de inteligencia que tenemos aquí! Ese no era Chejov, lista. Era Boris Pasternak y no le dieron un óscar sino el Nobel de literatura. Para tu información, no hacía pelis.
Helena- Y a mí qué. Ese Chejov es un ruso que aburre a las ovejas. Eso está claro. (Con sarcasmo) ¿Y moderno? ¡Una barbaridad! ¡Lo último de lo último!
Laura- Sí, Chejov era ruso. (Consulta la pantalla del ordenador) Antón Pávlovich Chéjov, nacido en Rusia en 1860 y muerto en Alemania en 1904, como ya he dicho.
Helena-¡Puff! ¡Un autor del año de la invención de la tos! ¡No podía estar más de moda!
Laura- Fue médico, escritor y dramaturgo.
Ana- (A Helena con ironía) Dramaturgo es el que escribe obras de teatro, no un tío que monta un drama por cualquier cosa.
Helena- ¡Cuánto agradezco tu aclaración! ¡Así es la vida, las mujeres que no tienen belleza necesitan algo de cerebro para compensar! ¡Lástima que tú tampoco tengas mucho de esto último!
Laura- Volviendo a Chejov. Está considerado como uno de los mejores autores de relato corto de la literatura universal y las cuatro piezas teatrales que escribió son verdaderas obras maestras.
Helena- Suena antiguo y aburrido de verdad. Ni me atrevo a imaginar la indumentaria que llevará la protagonista. ¡Un asco de vestuario! ¡Como si lo viera!
Ana- ¡Qué desgracia la tuya! A lo mejor te visten con ropas de mendiga. ¡Imagínate que risa!
Helena- Si hay una mendiga, ese papel será para ti. Te pega que ni pintado. Yo seré el personaje femenino principal. ¡Por supuesto! ¡Es lo lógico!
Laura- Bueno, eso de los personajes lo veremos después porqué solo hay un personaje femenino.
Helena- ¡Ja! Ya te veo haciendo de viejo jorobado. (A Ana)
Ana- Como siempre, las mujeres no pintamos nada de nada. Ya ves, de cuatro personajes solo uno es femenino.
Laura- (Consultando el ordenador) Y no habla mucho que digamos.
Ana- (A Helena) ¡Vas a tener suerte! Ni siquiera tendrás que estudiar tu papel.
Helena- Mi presencia será suficiente para llenar la escena. (Dándose aires de gran actriz)
Ana- ¡Puf! ¡Menuda fantasma!
Laura- Chejov es un autor de finales del siglo 19 y como refleja la sociedad de su tiempo, es natural que los personajes femeninos suelan ser secundarios.
Ana- ¡Qué típico! ¡Ya aburre! ¡Siempre en segundo plano!
Helena- ¡Tú ya estarás acostumbrada!
Ana- ¡Qué graciosa la pija!
Jorge- ¿Mi personaje llevará sombrero? (Mirando de nuevo hacia las cajas)
Laura- Más tarde pasaremos al vestuario.
Pablo- ¿De qué va la obra?
Laura- Los cuentos de Chejov se caracterizan por plasmar la vida cotidiana de las mujeres y hombres de su tiempo.
Helena- ¡Cada vez suena más emocionante!
Laura- Él pensaba que la vida real, los sentimientos y los problemas de las personas eran lo suficientemente interesantes para no tener que agregar grandes acontecimientos y sucesos sorprendentes a la acción.
Helena- ¡Lo que yo decía! ¡A dormir profundamente!
Pablo- Las obras de Chejov siempre tuvieron mucho éxito.
Helena- Sí, para gente de hace dos siglos. Todos ellos muy modernos, divertidos y actuales. Por si no habías caído en el pequeño detalle, te diré que están todos criando malvas desde hace al menos un siglo.
Laura-Según ha apuntado aquí la profe,” Chejov puede aportar mucho a los jóvenes puesto que estos acostumbran a estar únicamente preocupados por sus propios sentimientos. Chejov les proporciona un poco de sensibilidad por los demás y una visión real de otras personas, con otros problemas, con sus pasiones, sus errores y sus alegrías. Se le considera un autor muy moderno porque sus temas son universales y atemporales.”
Helena- Ni que escribiera sobre vampiros. Eso sí que es universal y muy actual, también.
Ana- Lo acaba de decir. Qué no te enteras. Escribe sobre los seres humanos y estos no hemos cambiado mucho a lo largo de los años.
Helena- Eso depende de a quién mires.
Jorge- ¿Y qué aspecto tenían los hombres de la época? ¿Llevaban trajes antiguos y sombreros?
Ana- Creo que voy a tener que regalarte un sombrero para que te quedes tranquilo.
Jorge- ¿A qué viene eso? ¿Qué quieres decir? (Molesto)
Ana- Solo quería ser amable. Pareces obsesionado con los sombreros.
Jorge- ¡Qué tontería! (Sonriéndole a Helena)
Helena- ¡Olvídala! ¡Una friki! ¡Seguro que cualquier sombrero te sentará estupendamente!
Pablo- ¿Cómo nos repartiremos los papeles?
Laura- Podemos distribuirlos a nuestro gusto.
Pablo- (Mirando a sus compañeros dice entre dientes) No va a ser fácil.
Helena- Pues yo lo veo claro. Los papeles principales son para Jorge y para mí. ¡Es lo lógico! Vosotros podéis repartiros el resto.
Ana- ¡Qué amable la tía esta!
Laura- Primero será mejor comenzar con la lectura. Os reparto las copias que tenía la profe preparadas. Se titula: Enemigos.
Ana- Pues nos va como anillo al dedo.
Helena- Tendría que ser: Enemigas. Sería más propio.

Todos tienen ya sus respectivas copias de la adaptación del relato de Chejov.

Laura- Se levanta el telón y vemos el interior de una casa oscura y triste donde un hombre pasea de un lado al otro del cuarto llorando de pena y de desesperación. Es el doctor Kirílov al que le acaba de morir su único hijo, Adréi de seis años.
Helena- (A Jorge) El doctor Kirikov, o como se llame, es tu papel.
Laura- Doctor Kirílov. Así se llama.
Helena- ¡Lo que yo decía! Kirikov.
Laura- (Recorre a los presentes con la mirada) ¿Estáis todos de acuerdo con que sea Jorge el protagonista?
Pablo- Por mí vale.

Ana asiente con la cabeza. Jorge continúa más concentrado en las cajas que en lo que se dice en la mesa. De nuevo todos lo descubren mirando de soslayo al rincón del escenario donde descansa el paquete amarillo y alternativamente escrutando el gesto de Ana.

Laura- (A Jorge) ¿Tú estás de acuerdo?
Jorge- (Se sorprende por la pregunta. Está despistado) ¿Cómo? ¿Qué?
Ana- (Levanta el tono de voz) Te pregunta que si quieres ser el doctor. ¡Qué estás en Babia! No sabía que fuera tan irresistible. ¡No me sacas el ojo de encima!
Helena- ¡Tú sueñas, pequeña! Si ni siquiera se ha fijado en ti.
Laura- (Insiste a Jorge) ¿Te parece bien el personaje del doctor?
Jorge- Sí, vale. Está bien.
Laura- Pues continuemos. Estábamos con el doctor desesperado por la muerte de su hijo de seis años por difteria.
Pablo- Es terrible ser médico y no poder salvar a tu propio hijo. (Musita)
Laura- ¡Es verdad! Y si esto no fuera lo suficientemente terrible, Chejov nos cuenta que ya eran un matrimonio maduro y la posibilidad de tener más hijos queda descartada.
Ana- (A Helena) ¡Ja! ¡Te toca un papel de vejestorio! ¡No sé cómo piensas lucir tu belleza sin igual! ¡Ja!
Helena- Mejor hacer de mujer vieja que de tío gordo y bigotudo. ¡Eso si que da risa!
Laura- ¿Volvemos a la obra?
Pablo- Avancemos.
Laura-Bueno, el hombre está desesperado.
Helena- Eso ya quedó claro. A ver cuando llegamos a la mujer.
Laura- Está en el cuarto de rodillas frente a la cama donde está el pequeño muerto.
Ana- ¡Qué horror! La obra no parece muy divertida.
Helena- Ya ves. Ya me estás dando la razón. ¡Esto va a ser un muermo total! (A Laura) O sea que tendré que llorar y estar muy horrible.
Ana- ¡Pues imagínatelo! El momento no parece como para las mejores galas.
Helena- Prefiero no imaginármelo. (Musita)
Laura- La escena es dura, claro. Ni el doctor ni su mujer lloran, ya no les quedan lágrimas. Es el momento más desesperado de sus vidas.
Ana- ¡Jo! Ya tengo un nudo en el estómago que no me deja respirar y aún estamos empezando.
Helena- (Musita) Sí. Esto no va a ser nada divertido.
Laura- En medio de la oscuridad de la noche y la desesperación que reina en la casa del doctor, suena el timbre.
Pablo- Yo seré el visitante.
Laura- ¡De acuerdo! Si no hay nadie en contra. Se llama Aboguin. El doctor Kirílov le abre la puerta y le hace entrar en la sala.
Pablo- Yo lo leo. (Comienza a leer) “¿Está en casa el doctor?”
Laura- Jorge, lee entonces tu papel.

Jorge no responde. Sigue despistado mirando aquí y allá. A Ana, a la caja, a los demás. Pero no termina de concentrarse en la lectura.

Laura- (Insiste) Tu turno.
Ana- (Le dice a Pablo) Hasta que no le den un sombrero este tío no se recobra. Sigue en las nubes.
Pablo- ¡Ji ji!
Jorge- (Mira a Ana enfadado y por fin aborda su papel)” Sí, estoy en casa. ¿Qué desea?”
Pablo-“¡Ah! ¿Es usted? ¡Cuánto me alegro!”
Laura- El visitante le tiende la mano al doctor, estrechándola con fuerza. (Mira a Pablo para indicarle que continúe)
Pablo-“¡Me alegro mucho… mu-mu-mu-chísimo! ¡Ya nos conocemos! Soy Aboguin… Tuve el gusto de verle este verano en la casa de Gnúchev. Me alegro de haberle encontrado… Por amor de Dios, no se niegue a ir ahora conmigo… Tengo a mi mujer gravemente enferma… El coche nos es- es- es-pera.”
Ana- ¡Jo! La mujer de este también enferma. ¡Aquí no queda ni el apuntador!
Helena- Sí. Esta va a ser una obra de cadáveres. ¡Qué repelús!
Ana-¡Menudo dramón!
Laura- El doctor Kirílov escucha conmocionado al visitante.
Pablo- “Temía no encontrarle. Mientras venía, me sentía morir de angustia. Vístase y vámonos, por Dios… Verá lo que ha ocurrido. Ha venido a verme Páp-páp-páp- páp –páp- páp…”
Laura- Pápchinski, Aleksandr Semiónovich. Es un nombre difícil, sí.
Pablo- Páp- páp- páp-pap-páp
Helena- ¡Para ya, chaval! ¡Pápchinski! ¡Tampoco es tan difícil!
Ana- Mira la que le llama al doctor Kirikov.
Pablo- Páp-páp-páp
Helena- ¡Qué alguien lo pare de una vez! ¡Me va a reventar la cabeza! ¡Lo que nos faltaba, un actor tartamudo! ¡Este grupo es un desastre!
Ana- ¡Cállate de una vez! ¿No ves que lo estás poniendo nervioso?
Pablo- No. Lo conseguiré. Antes era tartamudo. Pero ya no. Lo he superado.
Helena- ¡Ya lo vemos! Tu agilidad con las palabras mete miedo.
Ana- (A Pablo) No le hagas caso. Si repites muchas veces el nombre te lo aprenderás. Es que es muy difícil.
Jorge- (Sigue con lo suyo) Tal vez si nos levantamos y nos vestimos, nos pondremos más fácilmente en situación.
Ana- ¡Qué chorrada! Estamos mejor sentados. ¿Qué se te habrá perdido a ti entre los sombreros?
Jorge- ¿A qué te refieres? ¿Qué quieres decir? ¿Qué insinúas? ¿Qué, qué…?
Ana- ¿También eres tartamudo? Seguro que se te pasa si te pones un sombrero. ¡Ja!
Jorge- No sé qué te traes entre manos conmigo, tía. Pero no te va a salir bien.
Helena- ¡Olvídala! ¡Está a años luz de gente como nosotros!
Ana- ¡Afortunadamente!
Laura- (Molesta por las interrupciones) Por favor, volvamos a la obra que el tiempo corre y no tenemos todo el día.
Helena- Díselo a ese piquito de oro que no termina de arrancar.
Laura- (A Pablo) Sáltate los nombres por el momento.
Pablo- (Asiente con la cabeza y continúa) “Ha venido a a a a a verme ese tal Páp…”
Laura- Vale, sáltatelo.
Pablo-“ … a quien usted conoce. Nos hemos puesto a charlar… Después nos hemos sentado a tomar el té. De pronto mi mujer suelta un grito, se lleva las manos al corazón y se desploma contra el respaldo de la silla. La hemos llevado a la cama y …. Le he frotado las sienes con amo-amo-amo-amo…”
Helena- ¡Amoníaco, por Dios! ¡Y esto no es una palabra rusa, para tu información!
Ana- ¿Por qué no te callas y le dejas terminar sin interrumpir?
Helena- Porque quiero salir de aquí antes de cumplir los 50 años. Tengo una vida excitante aguardando por mí ahí afuera.
Ana- Sí, ya, súper excitante.
Helena- Pues mucho más excitante de la que tiene una doña nadie y un tartamudo. ¡Qué menuda galería de monstruos que hemos organizado!
Pablo- ¡Yo ya no soy tartamudo! ¡Lo he superado hace mucho tiempo! A penas me atranco.
Ana- ¡Claro que sí! No le prestes atención a la pija.
Helena- ¡Ja! ¡Qué ilusa! ¡Cómo no me va a prestar atención! ¡Hasta a los frikis tartamudos les gustan las mujeres como yo! ¡Mujeres guapas y bien dotadas! ¡A todos los hombres les gustamos! ¡Ja!
Laura- (A Pablo) Aún no has terminado el párrafo.
Pablo- Sí. Continúo. A ver si encuentro por dónde iba.
Helena- Ya sabes. Amo-amo-amo- amoníaco. ¡Ja!
Ana- (A Pablo) Tú como si oyes llover. ¡Pasa de todo!
Pablo-“Le he salpicado la cara con agua… Y está como muerta… Temo que se trate de aneurisma. Su padre también murió de aneurisma.”

Se hace un silencio pues le toca hablar a Jorge, pero este sigue despistado.

Ana-(A Laura) ¡No hay otra solución! Habrá que ponerle a este tío un sombrero si es que queremos continuar. Me parece que si no pone a la sombra el cerebro no le funciona.
Helena- (Le da un codazo a Jorge y susurra) ¡Te toca! ¡Es tu turno!
Laura- Es importante que estemos concentrados en la lectura. (En tono cansino)
Jorge- (A Laura) Sí, sí. Ya veo que me toca. “Perdone, pero no puedo ir. Hace cinco minutos… que ha muerto mi hijo.” (Lo recita sin entusiasmo)
Ana- (Musita con ironía) ¡Puf! ¡Cuánto sentimiento!
Pablo-“¿Cómo, cómo, cómo, cómo es posible?”
Helena- ¿Ya estamos otra vez?
Pablo- ¡No! (Protesta enfadado) No estoy tartamudeando. Es Aboguin que no se puede creer lo que está oyendo.
Ana-(A Pablo) ¡Es una interpretación genial! (A Helena) Ya ves, listilla, recursos del actor.
Helena- ¡Puag!
Pablo-“¡Dios mío, en qué mala hora he caído! ¡Asombroso, hoy todo son desgracias! ¡Es asombroso! ¡Qué coincidencia! ¡Ni hecho adrede!”
Laura- Aboguin duda entre quedarse o marcharse, pero de repente se vuelve hacia el doctor que sigue cabizbajo y derrotado por la terrible situación.
Pablo-“¡Escuche, comprendo perfectamente su situación! Dios ve cuánto me avergüenza recabar su atención en tales momentos, pero ¿qué he de hacer? Juzgue usted mismo, ¿a quién puedo recurrir? Aparte de usted, aquí no hay otro médico. ¡Venga, por amor de Dios! No es por mí por quien lo pido… ¡No soy yo el enfermo!”
Laura- El doctor en total silencio, se aparta de Aboguin y se deja caer derrotado en un sofá. Después se levanta angustiado y pasea en solitario por el escenario dejando al visitante agobiado con sus preocupaciones en un rincón. Al fin se aproxima al fondo del escenario donde se halla el lecho del niño muerto con su madre de rodillas ante él.
Helena- ¡Este es mi turno! ¡Ya era hora!
Ana- ¡Pero si no tienes ni una frase!
Helena- Pues habrá que añadirla. ¡Yo soy la madre del niño muerto! ¡Algo tendré que decir!
Laura- Debes demostrar tu dolor y tu desgarro por la pérdida de tu hijo solo con tu expresión.
Ana- ¡Ja! ¡Esa sí que es buena! ¡Es como pedirle peras al olmo! ¡Ni que fuera una actriz profesional!
Helena- ¡Mira que me fastidia! Pero voy a tener que darle la razón a la estúpida. ¿Cómo pretendes que exprese todo lo que siente esa mujer en una situación tan horrorosa sin decir ni una palabra? ¡Es absurdo! Además, ¡Soy la mujer del doctor, la madre del pequeño que acaba de morir! ¡La actriz principal! ¡La estrella de la obra! ¿A caso no tengo nada que decir? ¿No voy a quejarme, no voy opinar sobre lo que debe hacer mi marido? ¿Es que no pincho ni corto?
Ana- Eso parece. Las mujeres, ni pijas ni frikis pintaban nada en la sociedad de entonces. La verdad es que hasta hace dos días no contábamos para nada en ninguna parte.
Helena- ¡No estoy de acuerdo! ¡Me niego! ( A Laura) ¿Tú no eres la directora? (Esta asiente) Pues cambia el guión. Que pueda decir lo que siento y lo que opino de la muerte de mi único hijo y de que mi marido esté pensando en abandonarme en semejante momento. ¡Tendría que poder ponerlo a parir por pensar un segundo en largarse y dejarme plantada con semejante papeleta! ¡No puede ser!
Ana- A lo mejor ella quiere que se largue. A lo mejor le echa la culpa de la muerte del niño. Yo lo haría. Al fin y al cabo el era médico ¿no?
Helena- Puede que tengas razón. A lo mejor lo pongo verde y lo echo fuera. Eso lo podemos pensar después, pero si nadie está en contra, yo voto porque se me proporcione al menos un par de frases de rabia para soltárselas a alguno de los dos, o a mi marido o al visitante.
Pablo- Parece sensato.
Ana- Por una vez y procurando que no se repita más, tienes mi voto. Lo justo es justo y la mujer tiene que decir algo. ¡Ha muerto su hijo! ¡Es imposible que su inmenso dolor sea secundario y que los sentimientos de su marido sean más importantes! ¡Es machismo del duro!
Helena- (Le propina otro codazo a Jorge que sigue ausente) ¿Tú qué dices?
Jorge- ¿Yo? (Duda) Pues sí. ¡Vale!
Ana- ¿Qué es lo que vale?
Jorge- ¡Todo, todo vale! Qué estoy de acuerdo con todo. Que me parece bien.
Ana- ¿El machismo te parece bien?
Helena- (A Ana) ¡Déjalo ya! Ha dicho que está de acuerdo. Es suficiente. Aquí añadiremos mi diálogo. Algo gordo tendré que decirle a mi marido.
Laura- No sé si podré hacer esos cambios.
Helena- ¡Pues claro que puedes! ¡Eres la directora! ¡Pues que se note!
Laura- (Resopla preocupada) No es tan fácil añadir un diálogo a la obra de un autor como Chejov y que no parezca un vulgar pegote.
Helena- La profe te ha dejado de encargada. ¡Es tu trabajo y yo quiero mis frases! Además, solo es una representación escolar, nadie la va a tomar contigo si no queda como lo hubiese hecho el tal Chejov. Yo prefiero que mis frases tengan un toque un poco más actual. Quiero decirle cuatro frescas bien dichas a mi marido y al visitante. Y que duren el tiempo suficiente para que mi belleza luzca en el escenario como es debido.
Laura- (Musita para si) Ya sabía yo que esto siempre termina siendo un lío monumental. ¡Ya me han pillado en otro marrón! Debería haberme largado.
Helena- Cuatro frases como mínimo. ¡Aviso!
Laura- (Resoplando) Bueno, veré qué puedo hacer. La mujer está enferma, ya la consideran una vieja con 35 años y no podrá tener más hijos. En aquel entonces una mujer sin hijos no era nadie en la sociedad.
Helena- Más a mi favor. Con semejante vida espantosa, después de ver morir a su pequeño ¡Cuántas barbaridades le diría a mi marido!
Laura- Sí, es terrible, pero en la obra queda muy claro que la mujer está inmóvil y silenciosa como si no pudiese soportar el dolor. No veo que encajase bien montar una bronca entre el matrimonio. No es propio de Chejov tanto escándalo.
Pablo- Pero estamos haciendo una versión de Chejov ¿no es verdad? Podemos adaptarla a nuestro gusto. Añadir lo que nos apetezca.
Ana- Y nos apetece que la mujer le suelte un buen rapapolvos al marido por no largar al visitante de una vez para quedarse a consolar a su mujer que estará totalmente destrozada.
Helena- (A Laura) ¡Queda decidido! ¡Todos estamos de acuerdo! ¡Unanimidad! ¡Hasta los frikis! Aquí irá mi diálogo. Que ha de ser largo.
Laura- (Resignada a tener que introducir cambios en el guión) No sé qué dirá de esto la profesora. Pero, ¡está bien! Intentaré escribir un nuevo texto para la mujer. (Suspira resignada) ¿Todos conformes entonces?
Helena- (Otro codazo a Jorge) ¡Di algo, hombre!
Jorge- (Perdido en sus elucubraciones mentales, vuelve de súbito al grupo pegando un respingo y poniéndose en pie de un salto con el guión en la mano como respuesta al codazo) ¡Sí! Quedamos en que el doctor camina por el escenario y se aproxima a su mujer que está de rodillas a los pies de la cama. (Se dirige a la zona donde se amontonan los sombreros y se acerca a la caja amarilla)
Helena- Y ahí hablamos los dos. Yo suelto toda mi rabia y sigue la escena.

Jorge está a punto de tomar el paquete amarillo, cuando Pablo se levanta también de la silla y se aproxima a Jorge.

Pablo- Es entonces cuando de nuevo el doctor se acerca a Aboguin. (Cuando Jorge está a punto de tomar el paquete, Pablo se lo impide sujetándolo del hombro y diciéndole con gran energía)” ¡Por fin! ¡Vamos, se lo ruego!”
Ana- (Desde la mesa) No me digas que se va a marchar con Aboguin. ¡No me lo puedo creer!

Jorge se queda desconcertado por la interrupción y sin poder apoderarse del paquete.

Pablo- (Le susurra a Jorge mirando los papeles que tiene en la mano) Te toca.
Jorge- (Vuelve en si y de en pie aparta su mirada del paquete y la centra en el guión)” Escuche, ¡ya le he dicho que me es imposible ir! ¡Me extraña…!”
Pablo- “Doctor, no soy de piedra, comprendo perfectamente su situación… ¡Comparto su dolor!”
Ana- ¡Qué morro! ¡Qué va a compartir ese!
Pablo-“Pero tenga en cuenta que no se lo pido por mí… ¡Se está muriendo mi mujer! Si hubiera usted oído su grito, si le hubiera visto la cara, comprendería mi insistencia. Di-di-di-di-di-di…”
Helena- ¡Ya empezamos de nuevo! ¿También esto son los nervios de Aboguin o de nuevo nuestro amigo tartamudo?
Ana- Es que Aboguin es tartamudo. ¿O acaso a un tartamudo no le pueden pasar cosas?
Helena- Claro que le pueden pasar, pero que le pasen en su casa y no en un escenario, ¡que se hace eterno! ¡Nos mata de aburrimiento!
Pablo- (De pie frente a Jorge) Lo siento (Cabizbajo) Cuando la haya leído un par de veces se me pasará. Todo es cuestión de práctica.
Helena- (Musitando) Eso espero. ¡Cuestión de práctica! ¡Estamos apañados!
Pablo-“¡Dios mío, (Pablo sonríe. Al fin le sale a la primera) me figuraba que había ido usted a vestirse. ¡Doctor, el tiempo apremia! ¡Vámonos, se lo suplico!”
Jorge- (Ahora responde sin demorarse)” ¡No puedo ir!” (Y se aparta de Pablo con un gesto exagerado y aprovecha para acercarse de nuevo al paquete amarillo)

Apunto está Jorge de tomar el paquete cuando se oye la voz de Laura desde la mesa.

Laura-Aboguin sigue al doctor y lo agarra de la manga.

Pablo reproduce lo dicho por Laura y engancha el brazo de Jorge justo cuando este iba a apoderarse del paquete. Jorge se queda atónito mirando a Pablo.

Helena-(Musita) Y ahora un párrafo largo. Se atrancará y nos darán las uvas. ¡Puf!
Ana- ¡Ptss! (La obliga a callarse disgustada)
Pablo- “Sufre usted, lo comprendo, pero ¡yo no le vengo a llamar para que cure un dolor de mu- de mu- de mu- de mu…”
Helena-¡Ya estamos y ahora con la vaca mu!

Ana la fulmina con la mirada y Helena le responde con una burla. Pablo al fin arranca aferrado a la manga de Jorge que quisiera apoderarse de una vez del paquete, pero está atrapado por la frase que no termina nunca.

Pablo-“ …de muelas.”
Helena- ¡Amén!
Pablo-“… ni para una consulta, sino para que salve una vida humana! ¡Esta vida está por encima de cualquier dolor personal! Sí, ¡le ruego que sea usted va-va-va-va-va-va…”
Helena- (Se pone en pie de un brinco y grita fuera de si.) ¡Valiente, hombre, valiente! ¡Esto es una locura! Este tío no puede hacer el personaje protagonista. Es que es absurdo. ¡Es tartamudo, por Dios! ¿Es que nos estamos volviendo todos locos? (Le dice a Pablo que está petrificado de la vergüenza y sigue aferrado a un Jorge callado y con la mirada huidiza buscando siempre su paquete) ¡No sé qué pintas en un grupo de teatro! ¿Es que acaso no sabías que eras tartamudo?
Pablo- ¡Ya no lo soy! ¡Ya no lo soy! Ya os lo dicho. Apenas tartamudeo. Pero el texto es difícil, y es la primera vez que lo leo. Cuando lo estudie me saldrá perfecto.
Helena- ¡Eso no te lo crees ni tú!
Ana- Pues yo sí que se lo creo. (A Pablo) Lo harás bien, no te preocupes.
Pablo- ¡Por supuesto que lo haré bien! ¡Solo es cuestión de tiempo, de que le eche horas! Para eso estoy aquí, por eso me he apuntado a este taller de teatro. Es el modo de enfrentarme a mi problema y terminar con él definitivamente. Ya os he dicho que en los últimos años casi lo he eliminado por completo.
Ana- ¡Impresionante, chaval! ¡Eres muy valiente y decidido! (Ahora mirando a Helena) Y cualquiera que tuviese un poco de cerebro, aunque fuera un poquito, te admiraría como yo lo hago. Pero, claro, ciertos prepotentes e idiotas solo piensan en burlarse de los demás para sentirse así más importantes de lo que son. Por eso se esfuerzan en ridiculizar a los que tienen más cualidades que ellos. Esa gente es así, necesitan sentirse superiores y solo lo consiguen si pueden torturar a alguien y lo hacen solo porque pueden. Y lo peor es que creen que tienen derecho, los muy miserables, porque piensan que las personas no son iguales y unas han nacido para ser superiores y otras para estar por debajo de ellos. Nada más.
Helena- ¡Ahórranos tus mítines de pacotilla! Cada uno es quién es y pretender ser otra cosa no es más que una pérdida de tiempo. Y él es tartamudo y esta es una obra dramática. Ya verás como se parte de risa el público cuando la representemos. ¡Vamos a ser el hazmerreír de todo el instituto! ¡De los superiores, de los inferiores y de los del medio!

Pablo cabizbajo suelta por fin la manga de Jorge. Este ve ahora la posibilidad de aproximarse al paquete. Pero Pablo abrumado por la bronca se separa del grupo y va a sentarse consternado justo donde está el paquete amarillo. Lo aparta, lo coloca sobre otra de las cajas que pone tras él y se sienta en un baúl. Jorge se queda parado sin saber qué hacer, pues no puede tomar la caja sin ser visto.

Laura- (Angustiada por las constantes disputas) Por favor, por favor, tranquis, un poco de calma. (Musitando) Ya estoy otra vez hasta el cuello de trabajo con tanto lío. (A Helena) El nombre de Pablo estaba en la lista elaborada por la profesora, por lo tanto no hay nada de lo que hablar. Él está en el grupo con el mismo derecho que los demás, así que el personaje es suyo. (A Pablo) ¡No pasa nada! Cuando te prepares el texto te saldrá bien. ¡Estoy convencida! (Musitando) Al menos eso espero.
Pablo- (Todavía cabizbajo) Sí. Lo estudiaré y me saldrá perfecto. Ya os he dicho que solo es cuestión de cuánto tiempo quiera dedicarle. Y hasta que no lo sepa de memoria sin atrancarme no pararé. ¡Me saldrá bien!
Ana- ¡Seguro!
Helena- (Musitando) ¡Qué optimistas!

Ana se levanta de la mesa también e intenta sentarse cerca de Pablo. Para ello traslada un montón de cajas a otro lado para tener espacio. Entre los bultos trasladados va el paquetito, que Jorge sigue con la vista contemplando atónito como cada vez está más lejos de él.

Ana-(Ya sentada al lado de Pablo) ¡Sigue leyendo, no prestes atención a esa estúpida!
Laura- (Desde la mesa) Sí. Continuemos, por favor.

Helena viendo como Ana y Pablo están sentados juntos haciendo piña, se aproxima a Jorge que está desorientado y en pie en medio del escenario sin saber qué hacer y lo toma del brazo con intención de alejarlo de ellos y de sentarse en otro baúl bastante más apartado. Pero Jorge no desea perder de vista el paquete y se resiste a ser conducido lejos de él.

Helena- ¡Ven, sentémonos lejos de esos pringaos! (Siente la resistencia por parte de Jorge y lo mira extrañada.) ¿Nos ponemos allí? (Señalando el otro baúl).

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¿QUÉ PASA CON CHEJOV? Por Mila Oya


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