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La Ira


por Mila Oya

•Ebook en pdf de 10 minutos aprox.
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•Sinopsis

La colección de Microteatro Sentimientos consta de varias pequeñas piezas para trabajar en el ámbito escolar los sentimientos. Un punto de partida para la reflexión en grupo con el fin de identificar, analizar y canalizar los sentimientos, como forma de buscar la paz del grupo y el crecimiento personal. Esta pequeña obra nos acerca al sentimiento de la ira.

•Personajes:

Pedro: Joven estudiante.
Laura: Hermana de Pedro.
Enano: Amigo de Pedro.

La Ira
POR MILA OYA

Escena única

Sentados formando un círculo, sorteamos los personajes. Aquellos a los que les haya correspondido actuar se levantan con el texto en la mano y procederán a la representación, o lectura, rodeados por el resto. ¡Comienza la acción!

Pedro entra en avalancha en el cuarto donde se halla su hermana Laura. Ella está sentada en una butaca de espaldas a la puerta, con los auriculares puestos y concentrada en su móvil.
Pedro está tan enfadado que lanza su mochila sobre el sofá con fuerza y permanece en pie en el cuarto, paseando de un lado al otro, como fiera enjaulada.

Pedro: (Grita) ¿Por qué lo has hecho, Laura? ¿Por qué me has hecho esto? ¡No lo comprendo! ¡Estoy harto! ¡Harto de todo! Harto de los matones de la escuela, harto de padres, harto de recreos angustiosos, harto de golpes y de burlas. Y ahora también harto de ti. Pero ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué todos estáis contra mi? ¡No pienso aguantarlo más, que lo sepas! No pienso soportar un golpe más. No volveré a entregar ni el dinero ni la merienda. ¡Nunca! ¿Entiendes? ¡Nunca! Ya me da igual todo. Si quieren reventarme la nariz pues, adelante. Reventadme la nariz, la cara, el cuerpo. ¡Ya no aguanto más! ¡No quiero más de esto y no sé qué puedo hacer! Y además, no entiendo nada. No comprendo por qué yo. ¿Qué pasa conmigo? No soy tan raro tampoco. No me diferencio de los demás en nada. Tal vez soy un poco callado, sí. ¿Pero no lo es más Toribio? ¿Y no tiene unas piernas de alambre ridículas? Cuando se viste para clases de gimnasia, solo verlo da risa. ¿Y por qué no se burlan de él? ¿Por qué Isma el Loco, y sus asquerosos esclavos no la toman con él? ¡Es que no lo comprendo! ¿Qué tenemos Enano y yo para que todos los días, cada día, desde la mañana, seamos el centro de atención de esas bestias? ¿Es que ni siquiera tenemos un día de descanso? ¿Es que no hay un día al año libre de acoso? ¡Es que la ONU no puede dedicarnos un día a nosotros! ¡Hay días para todo y nosotros lo necesitamos! Ninguno de los dos aguantamos más. Y no hay motivo para esto. ¡No hemos hecho nada malo! ¡Nada! Nunca nos metemos en líos. ¿Será por eso? Pero tampoco Toribio se mete en líos, es callado, es ridículo, mucho más que Enano y yo y sus gafas de culo de botella dan risa, hasta su manera de hablar. ¡Pero si es tartamudo! Y sin embargo, somos nosotros a los que nunca dejan en paz. ¡Dejadnos tranquilos de una vez! ¡No podemos más! No dejamos de preguntarnos por qué nosotros. Qué tenemos para ser el centro de todas las burlas. ¿Qué es eso que atrae sobre nosotros la mirada de las bestias esclavas de Isma El Loco? ¡No lo sé! Y Enano tampoco. Nos miramos al espejo y no vemos nada raro. Parecemos idénticos a los demás. Mucho mejor que Toribio, eso desde luego, y sin embargo… Ya no podemos más. Y tú lo sabías. Sabías que estábamos al límite. Qué ya no quería ir más a clase. Qué buscaba cualquier escusa para parecer enfermo y quedarme en casa. Y sin embargo, vas y me haces esto. ¡No lo entiendo! ¡Eres mi hermana! ¿Acaso tu también me odias? Tiene que ser eso. O me odias o no tienes sentimientos. Creí que nos llevábamos bien. Siempre pensé que eras una buena hermana. ¡La mejor! Eso lo dice siempre Enano, que ya sabes que es hijo único y tiene envidia de una hermana tan buena compañera. ¡Y lo peor de todo es que yo también lo pensaba! ¡Pensaba que eras estupenda! Creía que siempre estarías de mi parte, siempre, y que jamás me fallarías, que siempre estarías ahí para mí cuando te necesitara. Y mira ahora. ¡No consigo comprenderlo! ¿Fue una broma con tus amigas? ¿Acaso no te diste cuenta de que si compartías esas fotos en las redes acabarían encontrándolas? Ya nos hacen la vida imposible cada día, cada hora que pasamos en la escuela. Pero, gracias a ti, ahora también nos persiguen fuera del colegio, en casa, en la calle, en pleno fin de semana, aunque lleguen las vacaciones. ¡Ya no tenemos manera de librarnos de ellos! ¡Es como estar en prisión! ¡Mucho peor, es una tortura constante, que no tiene explicación y que ya no podemos soportar ni un minuto más!
Todos han recibido las fotos en sus móviles. Todos se han burlado de nosotros. ¡Todos! Creo que incluso Toribio se ha reído de las fotos. ¡Toribio se ha burlado! Hoy hasta Enano ha tenido suerte. Yo solo he sido la diana de las burlas, de los insultos. He estado totalmente solo. Me he sentido totalmente solo. Gracias a ti ni siquiera he compartido los insultos con Enano. Todo para mi. ¿Cómo has podido hacerme algo así? ¿Cómo? Es que no lo entiendo. ¡Qué te pasa! ¿Es que no te importa lo que me sucede? ¿Es que no sientes nada? Pensaba que eras la mejor hermana del mundo. Te quería. Habría hecho cualquier cosa por ti y tú lo sabías. ¡Mierda, mierda y mierda! ¿Por qué me has hecho esto? ¡Contesta de una vez! ¡Escúchame! Quiero oirlo de tu boca. ¡Quiero que me lo expliques!

El enfado de Pedro fue creciendo en intensidad, por el dolor, la rabia y al sentir la total indiferencia de su hermana, alcanzó las cotas más altas.

Pedro: ¡Te odio, te odio y te odiaré para siempre! ¡Ojalá te murieras ahora mismo! No sentiría nada, nada. Tal vez alivio porque la larga lista de los que me quieren destrozar la vida se hace más pequeña. ¿Es que no quieres oírme? ¿Acaso no vas a decir nada?

Ante el silencio de su hermana Pedro se llena de ira. La insulta gravemente y atrapa el primer objeto que encuentra en el cuarto y lo lanza con fuerza contra el suelo. El estruendo es tal que Laura, la hermana, al fin se percata de que alguien está en el cuarto. Se libra de los auriculares, se pone en pie de un salto y se vuelve hacia su hermano.

Laura: ¿Qué es lo que pasa? (Atónita contempla a su hermano fuera de si y al objeto estampado contra el suelo) ¿Has perdido un tornillo? ¿De qué vas? (Corre hacia el objeto) ¡Era mi cerdito preferido! (Mira a su hermano con rabia) ¡Eres un imbécil! ¡Lo has roto en mil pedazos! Va a ser imposible pegarlo ¿Por qué lo has hecho? ¿Qué mosca te ha picado?

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